Libros

En cuanto a la obra escrita solo hay tres libros, los cuales, recogen diálogos con Francis en diferentes encuentros a lo largo de los años que, en principio, se editaron en inglés; son: "Eternity Now", "The Perfume of Silence", y "Truth Love Beauty".

En 2007 se publicó la traducción al francés de "Eternity Now" con el título de "Le sens des choses - Entretiens sur la non-dualité".

En el 2005 se publicó un libro en español "Flores del Silencio" que recoge los diálogos con Francis de varios encuentros celebrados en nuestro país. 

Y por fin contamos con la traducción al castellano de los tres libros: "El Eterno Presente", "El Perfume del Silencio" y "Verdad Amor Belleza"; eso sí, en formato digital a través de Amazon y, por tanto, en versión para su lector electrónico Kindle o en el ordenador por medio del programa de lector de libros electrónicos Kindle. No obstante en internet se pueden encontrar soluciones a dichas limitaciones. 

Un breve comentario de estas publicaciones en español:


Flores del Silencio - Ediciones Vía Directa.

Este libro recoge las sesiones de diálogos de dos encuentros con Francis celebrados en nuestro país en 1998. Se nota que los editores han puesto un mimo extraordinario pues las preguntas y las contestaciones de Lucille están perfectamente adaptadas a la forma escrita posibilitando, de este modo, que la lectura sea muy viva y la esencia de la enseñanza se transmita con gran fuerza.

Se ha estructurado el libro en capítulos siguiendo el orden de los días de satsang, primero en Madrid en septiembre, y luego en Burgos en julio. Y en cada capítulo se han ordenado las preguntas por temas estando estos enumerados y encabezados por una frase destacada de las respuestas. Es por tanto un libro que puede, gracias a esta estructura, leerse por cualquier página o simplemente buscando entre las frases destacadas al comienzo aquella que nos llame la atención.

Hay que tener en cuenta que en estos satsangs se aborda prioritariamente lo esencial, el reconocimiento de nuestro propio Ser. Es así que los diálogos son serios y profundos, no obstante, las respuestas de Francis son perfectamente entendibles y de, curiosamente, una lógica aplastante. En el fondo esto es así porque Francis siempre remite a los hechos, a la experiencia propia y no a conjeturas, suposiciones o, en el mejor de los casos, inferencias. Por supuesto hay también preguntas que no hacen referencia directamente al punto de vista más elevado, en estos casos, Francis sabe también dar la repuesta adecuada advirtiendo, en este caso, que ya no se habla desde el punto de vista de la Verdad última.

Para los amantes de la Verdad este libro es una verdadera joya pero, lamentablemente, la editorial Vía Directa hace tiempo que no da señal de ninguna actividad y puede ser difícil encontrar un ejemplar de Flores de Silencio. No obstante en el portal de ventas on-line Amazon suelen tener casi siempre algún volumen disponible.


El Perfume del Silencio - Edición Kindle.

El Perfume del Silencio es también una recopilación de conversaciones con Francis Lucille mantenidas a lo largo de numerosos encuentros en América, Canadá y Europa entre 1997 y 2002. Esta compilación tiene la particularidad de haber sido llevada a cabo por Rupert Spira amigo de Francis quien también imparte encuentros en la actualidad. Contamos en esta ocasión con una perfecta traducción al castellano por Pedro Brañas y una revisión y corrección llevada a cabo por Patricia García.

Rupert Spira escribe una preciosa introducción en torno a la pregunta de qué es una pregunta y qué es una respuesta. Vemos un párrafo de la introducción: "El propósito de estos diálogos es el amor. No es el de reforzar la idea de que nosotros somos estudiantes y que el maestro es un maestro. Cuando esta apertura se revela a sí misma a través de este juego de diálogos, una de las formas en que es experimentada es como amistad, como amor; y este amor es la disolución de los límites, la disolución de todo lo que nos hace pensar y sentir que estamos separados de los otros y del mundo".

El libro en sí está constituido por una impresionante cantidad de preguntas-respuestas repartidas a los largo de quince capítulos. Ante esta gran extensión de diálogos es fácil imaginar que todo tema en torno a la Verdad es tratado directa o tangencialmente. La elegante y certera forma de hablar de Francis hace que tras sus respuestas se produzca un profundo silencio puesto que, de alguna manera, hemos sido llevados allí donde el lenguaje discursivo no tiene lugar. Rupert Spira lo explica claramente también en la introducción: "Francis Lucille dice a menudo que deberíamos olvidar todo lo que se dice en el momento en el que lo leemos u oímos. Lo que queda es el verdadero significado de las palabras, aquello a lo que nos referimos cuando decimos "yo", la verdadera respuesta a la pregunta, el perfume del silencio".

El Perfume del Silencio es, por tanto, un libro imprescindible para quienes la enseñanza de Francis ha tocado nuestro corazón e inteligencia. Es una de esas obras inagotables de las que siempre se extrae algo nuevo y que pueden abrirse por cualquier página, leer un párrafo al azar y sentirse tocado en lo más íntimo. Una verdadera fortuna poder contar con un libro de esta magnitud y características. No solo lo recomendamos sino que lo consideramos imprescindible para desvelar nuestro verdadero Ser e indicarnos hasta el último y sutil vestigio en donde puede esconderse la ignorancia.

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Verdad Amor Belleza - Edición Kindle.

Verdad Amor Belleza es una compilación de conversaciones con Francis Lucille llevadas a cabo por Warwick Wakefield. Consta de diez capítulos; los ocho primeros recogen las conversaciones mantenidas en un retiro cerca de Otawa, Canadá, en octubre de 2002 y los dos últimos corresponden a dos reuniones abiertas en Londes en mayo de 2002.

Nuevamente nos encontramos con una perfecta traducción al castellano por Carmen Areitio con la colaboración de Pedro Brañas.

Esta recopilación de preguntas y respuestas es más reducida que "El perfume del silencio", se podría decir que es una suerte de síntesis de toda la enseñanza. El primer capítulo comienza con la definición clásica de la consciencia ofrecida por  Francis y su separación, en términos pedagógicos, de lo que constituye la mente o conjunto total de todas las percepciones humanas.

Hay capítulos muy sugerentes como "Jugando al tenis con Dios" donde se nos ofrece una metáfora a la hora de aplicar la enseñanza a los asuntos prácticos de la vida cotidiana. "La ecuación fundamental" es un capítulo en donde Francis explica con un lenguaje moderno y asequible ese principio fundamental del Vedanta en que Atman es igual a Brahman. "La ley de la sorpresa" gira en torno al no-saber y a permanecer sin ninguna intención. En el último capítulo "Vedad, Amor, Belleza y Felicidad" se conversa sobre el arte, el arte verdadero, el que apunta a la Presencia.

De todos modos en cada uno de los diez capítulos se tocan temas diversos y, como de costumbre, las respuestas de Francis intentan mantenerse al nivel de la pregunta y, al mismo tiempo, elevarla hacia la Verdad esencial.

Esta recopilación "Verdad Amor Belleza" podría considerarse como el libro más recomendable para empezar a sentar los principios de la enseñanza de Francis y, al mismo tiempo, ver como puede abarcar cualquier aspecto de la vida cotidiana desde los más complejos a los más triviales.

A continuación se reproducen frases sueltas del volumen a modo de flores diseminadas en un jardín esperando que su perfume atrape nuestro corazón.

"Acepta completamente las circunstancie de tu vida. No las consideres un impedimento para descubrir la verdad. Cuanto más te enamores de la verdad, más cambiará tu vida. El amor por lo absoluto tiene un gran poder transformador".

"El momento decisivo en la comprensión de la verdad es cuando el sufrimiento es finalmente vencido, dejando paso a la celebración".

"Aquello que ve la realidad es la propia realidad. Lo que nos impide ver la realidad, o la unidad, es la creencia de que somos una entidad separada".

"Nuestro verdadero don al mundo es ser una fuente de amor y claridad, y reconocer que para ser esa fuente uno ha de conocerse a sí mismo íntimamente".

"La belleza está conectada con el amor. Diría que la belleza es lo exterior del amor, y el amor es lo interior de la belleza. Cuando deja de haber una separación entre el cuerpo y el mundo, lo que solía ser externo es belleza, y lo que solía ser interno es amor"

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El Eterno Presente - Edición Kindle

Desde principios del 2016 contamos con “El Eterno Presente”, el único libro que faltaba por traducir al castellano de Francis Lucille. Sus traductores son Carmen y Vicente Goyanes que ya nos proporcionaron la recopilación de diálogos que constituyen “Flores del Silencio”.

Al igual que “Amor Verdad Belleza” y “El Perfume del Silencio”, "El Eterno Presente" está disponible en formato digital a través de la plataforma de distribución Amazon por lo que, en principio solo accesible a través de su libro electrónico Kindle o el mismo programa para ordenador.

La edición original inglesa en papel de "El Eterno Presente" fue “Eternity Now” que se publicó en 2006 y seguidamente se tradujo al francés en 2007 bajo el nombre de “Le Sens des Choses. Entretiens sur la non-dualité”. 

Como todos los libros de Francis “El Eterno Presente” es una recopilación de preguntas y respuestas surgidas en las sesiones de diálogos de los encuentros con Francis. 

Todas estas preguntas y respuestas han sido ordenadas en doce capítulos según su temática precedida de una bella introducción por parte de Francis. Como curiosidad hemos observado que en esta edición española hay un capítulo menos, el capítulo VII de la edición inglesa y francesa, titulado “Un verdadero maestro no se considera un maestro”. Esperamos que sea incluido en posteriores revisiones.

Parte del Capítulo I “El Arte de No Esperar” ya ha sido publicado en la web de Francis en el apartado de preguntas, que hemos recogido en el documento “Preguntas y Respuestas” disponible en Descargas. Y en el final del último Capítulo “Despertar al Esplendor Inmortal” Francis narra los acontecimientos fenoménicos que enmarcaron su vislumbre definitivo de la verdad, hechos que también se han publicado en varias ocasiones.

En el resto de capítulos se van recogiendo los cuestiones universales que mueven a los que buscan la verdad sobre sí mismos: la naturaleza del yo, el amor, los pensamientos, la muerte, la comprensión, el camino directo o progresivo, la forma de relacionarse con los demás, la respuesta a los problemas cotidianos, la libertad, la felicidad, etc.

Sí que nos atrevemos a apuntar, puesto que seguimos a Francis desde hace años, que se nota que ha pasado bastante tiempo desde que se recogieron estos diálogos puesto que en la actualidad las respuestas de Francis son todavía mucho más “quirúrgicas”, si se nos permite la expresión, más directas. E incluso el uso del concepto “ego”, bastante frecuente en el libro, ahora Francis prácticamente no lo utiliza por su ambigüedad y los problemas de interpretación, siendo sustituido por “la ignorancia”  o la situación que llamamos ignorancia -la identificación transitoria y aparente de la consciencia con un objeto sea burdo o sutil-.

Por lo demás un libro apasionante y que cierra esa especie de trilogía que constituyen los libros editados de Francis (a excepción de la edición española de “Flores del Silencio” prácticamente descatalogado), es decir, un libro absolutamente recomendado. 

Para ilustrar el contenido general del libro reproducimos a continuación la introducción de Francis a “El Eterno Presente” que es en sí misma un resumen todo aquello que se puede apuntar por medio de las palabras en relación a la verdad de lo que somos.

Habitualmente nos identificamos con una mezcla de pensamientos, percepciones, y sentimientos. Esta identificación con un cuerpo-mente personal está profundamente enraizada en nosotros. Dado que las personas de nuestro entorno, como nuestros padres, maestros, amigos, etc., creían ellos mismos ser entidades personales, nosotros hemos encontrado muy natural seguir su ejemplo y no cuestionar esta creencia la cual, analizada detenidamente mostrará ser el origen de todos nuestros problemas.

Si el cuerpo-mente es un objeto, un conjunto personal y limitado hecho de procesos mentales, es decir de pensamientos, sensaciones y percepciones, la existencia de este objeto implica la presencia de un testigo ante el cual todo esto aparece. Este testigo corresponde a lo que generalmente entendemos por la palabra consciencia o darse cuenta. Si nos preguntamos lo que nosotros somos, queda claro que es esta consciencia lo que precisamente llamamos "Yo". Muchos de nosotros confundimos esta consciencia-testigo u observación consciente con la mente que es el objeto de la observación, y al hacer esto superponemos las limitaciones personales de la mente sobre la consciencia, conceptualizándola como una entidad personal, limitada.

Cuando hacemos un intento deliberado de visualizar este testigo, nos encontramos en una situación infrecuente. Por una parte, nuestro intento parece fracasar debido a la naturaleza subjetiva de la consciencia, así como por la incapacidad de la mente para reconocer algo que no sean objetos. Por otra parte, la actividad mental, constituida por el flujo habitual de pensamientos y sensaciones, parece detenerse por un momento. Aunque tal parada no deja ningún recuerdo en la mente, esta no-experiencia parece generar un fuerte sentimiento de identidad y una certeza inefable de ser, que describimos utilizando las palabras "YO" o "YO SOY". Tras un tiempo más o menos largo, el ego surge de nuevo con el pensamiento "YO SOY ESTE CUERPO, YO SOY ESTA MENTE", proyectando otra vez las limitaciones espacio-temporales de la entidad personal, sobre el "YO SOY" ilimitado, el cual, como ya señalamos antes, no puede ser abarcado por la mente, pero aun así permanece en nosotros como una especie de perfume después de la reaparición del mundo objetivo.

Después de haber sido informados de la presencia de este trasfondo consciente y tras haber reconocido por primera vez nuestro ser real, nace en nosotros una profunda atracción que nos hace volver una y otra vez a esta no-experiencia. Cada nuevo vislumbre refuerza el "perfume" de libertad y felicidad que emana de esta nueva dimensión. Así, a medida que nuestra presencia intemporal se hace más tangible, nuestra vida diaria toma un nuevo rumbo. Por un lado, la gente, las distracciones y las actividades que solían ejercer en nosotros una fuerte atracción, son vistas ahora con indiferencia. También, sin razón aparente, nuestros antiguos apegos ideológicos se disuelven. Por otro lado, y sin esfuerzo por nuestra parte, se intensifica nuestra concentración sobre la investigación de nuestra identidad profunda. Asistimos al surgimiento de una inteligencia superior, que profundiza nuestra comprensión intelectual de la verdad y clarifica nuestro cuestionamiento ontológico. También se reducen o resuelven muchos antagonismos y conflictos personales.

Entonces, llegados a determinado punto, el ego es reabsorbido en nuestra presencia silenciosa, la cual se revela como la belleza eterna, la verdad absoluta y la felicidad suprema que siempre estuvimos buscando. Instantáneamente, nos establecemos en la certeza de nuestra inmortalidad primordial. Esta revelación repentina de nuestra naturaleza no-dual no puede ser descrita adecuadamente con palabras a alguien que permanece todavía en la ilusión de la dualidad de sujeto y objeto. Esta persona visualizará esta descripción en términos relativos, es decir como una experiencia objetiva, el único tipo de experiencia que puede concebir.

¿Cómo sería posible comunicar con palabras la experiencia de felicidad absoluta a alguien que sólo conoce una alegría relativa? De hecho en relación con cualquier experiencia relativa, no importa su intensidad, siempre existe la posibilidad de encontrar, al menos en la imaginación, otra todavía más intensa. Pero esto ya no será nunca más así con la experiencia de felicidad de nuestra naturaleza auténtica. Además, ¿cómo sería posible para alguien que conoce la felicidad solamente en relación con los objetos comprender la autonomía e incausalidad de esta felicidad? ¿cómo sería posible transmitir la no-localización y la intemporalidad de esta revelación a alguien que sólo conoce los acontecimientos dentro de las limitaciones del espacio-tiempo? ¿o su certeza absoluta a alguien enredado en verdades relativas? ¿o su divino esplendor a alguien para quién la belleza es un concepto relativo?

Si decimos que nuestro universo, con toda su riqueza y diversidad (las manzanas en la cesta, las personas queridas, el cuarteto de Beethoven que está sonando en el estéreo, los planetas y las estrellas que iluminan el cielo nocturno) en cada instante emana de, descansa en y es reabsorbido en nuestra reveladora presencia, nuestras palabras no pueden describir adecuadamente la inmediatez de este desvelar. 

Las palabras son inadecuadas porque parecen implicar la noción de una presencia trascendente de la cual emana este universo como una entidad distinta, mientras que esta distinción no tiene ningún lugar en esta revelación. El trasfondo autoluminoso de nuestro ser, que constituye el tema de fondo de los diálogos de este libro, es la única realidad de todo lo que es. 

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