Liberar al hombre del miedo




Interlocutor: ¿Situarse en la consciencia es algo que hacemos?

Francis Lucille: Nosotros somos siempre la consciencia pero no siempre somos la consciencia sabiéndolo. En particular esto es así cuando creemos en otra cosa o cuando sentimos que somos otra cosa. 

Así que si creemos que somos un padre, una esposa, un hijo, un marido o, si a nivel de sensaciones y sentimientos pensamos o sentimos que somos este cuerpo, o que vivimos dentro de él, que estamos localizados en el espacio y en el tiempo -en estos momentos, de alguna manera- estamos escapando de la realidad de nuestra verdadera naturaleza al identificarnos con algo que es una pseudorealidad, una pseudoconsciencia que en realidad es un conjunto de objetos que son percibidos por la consciencia; así que, de hecho, es muy simple. 

I: ¿Se puede creer que las falsas creencias proceden de la falsa consciencia o pseudo-consciencia?; y, en cambio, ¿sería falso creer en la consciencia porque soy la consciencia?

FL: Sí. No tenemos que creer en la consciencia; porque en este momento estás escuchando estas palabras y eso que está escuchando estas palabras es lo que yo llamo consciencia. 

La consciencia es aquella parte de tu experiencia que percibe, que percibe los pensamientos, que percibe los sentimientos y las sensaciones corporales, y que percibe el mundo a través de los sentidos. Es la misma realidad aquella que percibe los sentidos, la mente, el cuerpo y el mundo. Y eso lo sabemos, no tengo que demostrártelo porque se prueba solo cuando hablo.

La creencia de la que hablo es la creencia de que esta consciencia, de alguna manera, está atada al cuerpo y que depende del cuerpo. Esa es la creencia de la que hablo. 

Alguna gente también tiene la creencia de que quizá la mente, algo que también describimos como el alma, es distinta del cuerpo. Alguna gente cree esto pero, aún así, esa mente sigue siendo limitada. Igual que nuestro cuerpo físico no está localizado en todas partes sino que está localizado en el tiempo y en el espacio, nuestra mente o nuestra alma, no es infinita y no tiene acceso a la totalidad de los pensamientos. Nosotros no tenemos acceso a los pensamientos de nuestro vecino. Así que la mente es limitada, el cuerpo es limitado; y la creencia que tenemos es que la consciencia depende del cuerpo o de la mente y, por lo tanto, es limitada igual que los otros son limitados. 

Alguna gente piensa que la mente se puede separar del cuerpo, por ejemplo en el momento de la muerte. Otra gente cree o piensa que cuando el cuerpo muere la mente muere. Pero para ambos grupos la consecuencia es, la creencia que es común a ambos grupos, es que dado que la consciencia depende de algo limitado, bien sea el cuerpo o la mente, también es limitada en sí misma. Y esta limitación de la consciencia, que no es una experiencia, es simplemente una creencia que hemos heredado o adquirido de nuestros padres, de nuestros amigos, de nuestra cultura, es una gran fuente de desgracia y, de hecho, es la única fuente de desgracia. 

El objetivo, la meta de los filósofos de la antigüedad era liberar al hombre del miedo. No de cualquier miedo sino solamente de dos miedos: el miedo a la muerte y el miedo a los dioses, el miedo religioso. ¿Por qué era así? 

Porque aquellos que creían que el alma dependía del cuerpo, la única cosa que les daba miedo era la desaparición del cuerpo que suponía su propia desaparición. Porque si la consciencia que yo sé que soy depende del cuerpo cuando el cuerpo desaparece “yo” desaparezco. 

Y aquellos que creían que la mente podía tener una existencia independiente del cuerpo tenían miedo de lo que pasaría a esta mente, a esta alma, después de la muerte del cuerpo. Y qué le harían los dioses a este pobre “yo” individual. De hecho, esta creencia heredada de las antiguas religiones se perpetuó a sí misma en el cristianismo. Puede que haya cambiado pero, cuando yo era pequeño, había un purgatorio, infierno… 

Así que la filosofía, palabra que quiere decir “amor a la sabiduría” “la búsqueda de la sabiduría” -y la sabiduría es la ciencia de la paz y de la felicidad-, por lo tanto, la meta de la filosofía era liberar al hombre del miedo. Porque, de hecho, si estás libre del miedo a la muerte y del miedo a los dioses no creo que vayas a tener miedo de demasiadas cosas. Esto te avanzará un gran tramo hacia ser totalmente libre.

Pero volviendo a tu pregunta, hemos dado un poco de rodeo, la creencia de la que hablo, es la creencia de que esta consciencia que está escuchando estas palabras es un producto, o un subproducto, o está limitada, o se mantiene viva bien por el cuerpo o por la mente. Por lo tanto, si el cuerpo desaparece o la mente desaparece la consciencia también desaparecería. Esta es la única creencia de la que hablo. 

Esta creencia, se puede formular de otra manera, diciendo que es la creencia de que la consciencia es limitada. Otra forma de expresarlo sería la creencia de que la consciencia está localizada en el tiempo y en el espacio. 

(Pasaje del Encuentro de 2008. Disponible en “Descargas”).

Como consciencia eres totalmente inmune



Interlocutor: Siento que empiezo a entender de lo que hablas y, como consecuencia, mi vida se va haciendo más fácil y más feliz. Pero al mismo tiempo y, esto ocurre con bastante frecuencia, ocasionalmente me ocurre como una especie de ataque de pánico. Así que mientras antes era básicamente neurótica, ahora lo que ocurre es que en el medio de una felicidad relativamente continua, caigo en una especie de agujeros de desesperación en los cuales haría lo que fuera por salir. Lo siento o me parece como si fuera una soledad absoluta, como si no hubiera nada a lo que agarrarse, puro vacío. ¿Es esto parte del "paquete" que compro?

Francis Lucille: Obviamente es parte de tu paquete. Es todavía un objeto, sigue siendo algo que aparece ante ti. 

Lo que siento es que, de alguna manera, en esos momentos experimentas tu miedo básico, tu sensación de aislamiento básica pero todavía no le estás dando una bienvenida completa, no lo estás acogiendo totalmente. Así es que tienes que aplicar tu investigación espiritual también a estos momentos. 

De la misma forma que un científico puede hacer experimentos en su laboratorio, que es un lugar cómodo con calefacción, aire acondicionado… pero pongamos que investiga volcanes. Así que también hace viajes de campo, tiene que ir a países extraños, escalar montañas con sus aparatos a la espalda, etc. Así que tienes que aplicar tu metodología científica y tu humildad centrándote sólo en los hechos. Ver de qué está hecha esta sensación de zonas inexploradas de tu mente. 

Ahora todavía tienes aversión a estos momentos, no permites que fluyan a través de ti. Y aquello que puede darte el valor para poder hacer esto es el entendimiento de que como consciencia eres totalmente inmune a cualquier cosa. La consciencia es totalmente inmune a todo lo que aparece en ella, igual que el espejo es totalmente inmune a las imágenes que se reflejan en él. Y este conocimiento profundo, de esta inmunidad básica que tienes, es lo que te dará fortaleza para acoger esta situación. 

Quizá es algo que ha estado ahí en la trastienda cociéndose durante mucho tiempo y que, de repente, aparece. Es una buena ocasión, es una buena oportunidad para mirarlo. Si lo dejas que te atraviese de forma completa, plena, no volverá nunca más. Puede que quede algún residuo que vuelva de vez en cuando, pero la mayor parte se habrá ido. Esto es lo que ocurre cuando empiezas a abrir los armarios, empiezas a ver los cadáveres.

(Pasaje extraído del Encuentro de 2007. Disponible en "Descargas")

La ignorancia como un juego




No debemos ver a la ignorancia como a un enemigo sino más bien como un juego al que nos entregamos. Mejor verla con benevolencia, como una madre que mira a sus hijos jugar. No la debemos tomar en serio, si la tomamos con seriedad le damos peso.

No hay que ver la búsqueda de la verdad como una lucha sino más bien como un dulce abandono. No hay que poner el acento sobre el aspecto negativo sino sobre nuestra realidad que es la fuente positiva. Hay que tener indulgencia hacia uno mismo y, por supuesto, hacia los otros.

No hay que sentirse ligado por el pasado, por los acontecimientos pasados de nuestra vida. Hay que vivir el momento y si en ese momento tenemos un comportamiento de ignorancia hay que darle una sonrisa. 

(Extraído del Encuentro de Julio del 2016)