El libre albedrío, las emociones, la libertad y más. (sub. español)





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El libre albedrío, las emociones, la libertad y más. Preguntas y respuestas con Francis Lucille.

Preguntas y respuestas surgidas entre el público asistente y Francis Lucille durante una ponencia de la Conferencia de Ciencia y No-dualidad de 2014 celebrada en San José, California.

1’20 mn: En torno al libre albedrío.

11’30 mn: Las emociones negativas.

18’20 mn: El pensamiento positivo.

25 mn: ¿Continúa el pensamiento después de la muerte del cuerpo?

31’20 mn: ¿Si no hay libre albedrío de qué sirve vivir?

33 mn: Cuando juegas al tenis, ¿quién gana y quién pierde?

33’40 mn: ¿Crees en la paz duradera de la que hablas?

35 mn: El permanecer en la consciencia se hará cargo de nuestras dificultades psicológicas.

42’15 mn: ¿Qué es la inocencia?

44 mn: ¿Qué se puede hacer para facilitar una transformación colectiva por medio del despertar?

Vídeo original "On free will, emotions, freedom and more, Q&A with Francis Lucille, from Scienceandnonduality": (https://www.youtube.com/watch?v=68yRlexJTJs)

Verlo todo como Dios



Interlocutor: Cuando dices Dios, ¿quieres decir percatarse, darse cuenta, consciencia?

Francis Lucille: Sí. Todo lo que sientes es Dios. Todo lo que piensas es Dios. Todo lo que percibes es Dios.

I: ¿Quieres decir simplemente ser consciente de lo que es?

FL: Depende de lo que entiendas por ser consciente. Somos conscientes de los objetos, es decir, pensamientos, sentimientos y percepciones, pero no todos nosotros somos conscientes de ser conscientes. Tenemos que ser conscientes de ser conscientes, de ser consciencia. Normalmente, cuando somos conscientes de objetos, estamos completamente identificados con el objeto. En la India, llaman a esto Savikalpa samadhi, absorción en el objeto.

En ese momento, parece que la totalidad de nuestra experiencia se compone del objeto que está presente, ya sea un pensamiento, sentimiento o percepción. En algún momento, entendemos que para poder tener esta experiencia, algo debe estar presente para experimentarlo, para registrarlo, algo que es consciente, se percata, conoce. Formulamos esto diciendo que nuestra experiencia incluye tanto aquello que es consciente como el objeto del que se es consciente.

Inicialmente, la parte objetiva de la experiencia parece, de lejos, la parte mayor de esta experiencia, y aquella que es consciente o se percata de esa, sea lo que sea, parece pequeña, casi insignificante; pero aun así sabemos que está ahí. Sin embargo, a medida que nos interesamos más en la naturaleza de esta presencia consciente, más significativa y tangible se hace y en comparación, más disminuye en importancia y solidez el objeto.

En algún momento, nos damos cuenta que, de hecho, es esta presencia consciente aquello que es el elemento más estable y duradero de nuestra experiencia y el objeto en sí mismo es, en comparación, pasajero e insustancial. Este proceso culmina temporalmente cuando somos completamente absorbidos en esta presencia. La consciencia es consciente de sí misma sin un objeto. Esto es llamado Nirvikalpa samadhi; samadhi sin objeto, absorción en el yo (Self) sin objetos.

Cuando los objetos reaparecen, podemos elegir entre identificarnos con ellos otra vez o permanecer conscientes de la consciencia en la presencia de objetos. En este caso, los propios objetos son experimentados como nada más que consciencia o Dios mismo, y esto es llamado Sahaja samadhi, el estado natural.


Estas son las tres modalidades de ser consciente. La primera es ignorancia, la segunda es conocimiento del yo (Self) en ausencia de objetos, y la tercera es conocimiento del yo (Self) en presencia o ausencia de objetos. 

La consciencia no dice no a nada




Interlocutor: A veces me ocurre como que me vienen pensamientos del pasado u otros que los dejo emerger sin resistencia. Me gustaría que hablaras un poco de esto, de si hay alguna diferencia entre esto, dejarlos ser…

Francis Lucille: La supresión puede decirse que es intentar que surjan los pensamientos o, bien una vez que han surgido, intentar eliminarlos.

En el acoger, en el darles la bienvenida, permitimos que el pensamiento surja. No intentamos hacer nada para prevenir que surja, y tampoco intentamos tomar medida alguna para evitar que su vida acabe antes de que le llegue su hora. Simplemente mantenemos el interés y cuando surge uno, dejamos que surja, y nos decimos: “ah, qué interesante”. No tenemos que creernos el pensamiento pero estamos interesados en mirarlo, en observarlo. Y, a medida que el pensamiento se despliega, nos interesamos en este despliegue, en ver cómo el pensamiento se expande por completo, exploramos todos los rincones y peculiaridades que tiene, e igualmente mantenemos el interés durante su muerte, su disolución. 

O sea que, de alguna manera, seguimos el pensamiento pero no lo creemos. No creemos en lo que dice, en lo que parece que está diciendo. 

Igual que cuando estamos viendo una obra de teatro estamos muy interesados desde el principio hasta el final, pero esto no implica que creamos profundamente que la gente que muere en una escena se muere realmente. 

Lo que permite este dar la bienvenida, este acoger, es el interés. El interés es simplemente otra palabra para decir amor. No se trata de matar, se trata de permitir, dejar ser. 

La razón por la que usamos esta forma de meditación, si queremos llamarla así, es porque eso es lo que nuestra consciencia es. Nuestra verdadera naturaleza es este acoger, este dar la bienvenida. 

La consciencia no dice no a nada, siempre está permitiendo. Permite que las percepciones afloren y se sigan una a la otra. No juzga, no intenta prolongar las cosas, ni suprimirlas. Así que meditando de esta forma, dando la bienvenida, acogiendo, no situamos de una forma experimental como la consciencia. Nos situamos como la consciencia y nada más. No como un hombre o una mujer, un cuerpo, un hijo, un padre, un jefe, un empleado… 

(Pasaje del Encuentro de 2008. Disponible en “Descargas”).

Solo se conoce el objeto cuando ya no existe


Interlocutor: Me gustaría que hablaras de la respiración y el momento presente. ¿Hay alguna técnica para ser más consciente del ahora, del presente?

Francis Lucille: Cuando eres consciente de un objeto, ya es el pasado. Cuando eres consciente de un pensamiento, ese pensamiento ya ha pasado. Cuando eres consciente del significado de una frase, la frase ha terminado ya. Así, cuando somos conscientes de cualquier cosa, aquello de lo que somos conscientes ya ha pasado. Cuando decimos: "yo sé", "yo me doy cuenta", "yo comprendo esta frase", "conozco este sentimiento, esta percepción", esa frase, ese sentimiento, esa percepción se han desvanecido de vuelta al ser, a la unidad. Por eso digo que solo se conoce el objeto cuando ya no existe.

¿Qué es, entonces, lo que conocemos, cuando decimos: "yo conozco esto", "yo sé", "yo me doy cuenta de este objeto". Lo que conocemos es el conocer en sí. Cuando conocemos lo que conocemos es siempre la consciencia. Es falso pretender que conocemos los objetos, porque en el momento del conocer no hay objeto, solo hay consciencia, solo hay conocimiento. Así, cualquier cosa que conozcamos es solo consciencia.

La pregunta ahora sería: ¿Cómo conocer la consciencia? ¿Mediante qué método puedo conocer la consciencia?

La respuesta es: Date cuenta que cualquier cosa que conoces es consciencia, cuando comprendes esto, no hay lugar adonde ir, ni nada que hacer.


(Pasaje extraído del libro "Flores del Silencio).

La devoción en la no-dualidad




Pregunta: ¿Tiene algún lugar la devoción en esta enseñanza de la no-dualidad? 

Francis Lucille: Sí, pero la pregunta importante es: “¿Devoción a que?”.

Nosotros tenemos devoción a la realidad, a Dios, a la consciencia, no a un objeto, a un fragmento, a una imagen. La idolatría no nos interesa. 

La devoción, tal como es entendida habitualmente, se dirige a alguna especie de objeto, una imagen, una deidad con ciertas características, un maestro humano, un Dios personal o a las cualidades divinas de un Dios personal. Todos estos son objetos. No estoy sugiriendo que esta clase de devoción sea inútil. Es útil y eventualmente conduce al devoto hasta la verdad.

Sin embargo, la clase de devoción en la que se fundamenta la búsqueda de la verdad es muy pura. No está contaminada por imágenes, por objetividad. Es tan pura, que al principio no es reconocida como tal. Parece un interés profundo que es simultáneamente apasionado y desapasionado. Apasionado porque se dedica a ello una gran cantidad de energía y desapasionado porque no hay agitación.

En última instancia, todos los seres humanos buscan la misma verdad. Al principio la buscamos en los objetos groseros y después en los objetos sutiles, tales como experiencias espirituales. Gradualmente, y a medida que nos acercamos a la meta, entendemos que el objeto espiritual último, la verdad, la libertad, la felicidad, el amor, no es un objeto.


(Pasaje extraído del libro "El Perfume del Silencio"). Disponible en Amazon.

No hay ninguna emergencia




Interlocutor: En otras ocasiones has dicho que este deseo por la verdad y por la investigación es un deseo impersonal. Sin embargo, parece algo muy difícil y duro de alcanzar, de conseguir.

Francis Lucille: Yo no creo que sea difícil entender, si tenemos una mente abierta. Puede que después se requiera un cierto tiempo para que esta comprensión nos libere de todos nuestros sistemas de creencias, de todos nuestros apegos. Pero esto no lo llamaría difícil. 

Lo que yo encuentro difícil es la práctica porque eso implica esfuerzo y hay una meta. Es como escalar hacia el cielo. No hay un final visible por mucho que escalemos siempre hay más azul encima de nosotros. 

Pero para entender… es sencillo, venimos aquí, escuchamos, si algo hace "clic", ya está, el entendimiento ocurre por sí mismo, la comprensión se produce por sí misma. Y después aquello que ha sido entendido produce una transformación. Y quizá después se nos plantee otra pregunta y, en algún momento, después puede haber otra comprensión. Pero si no ponemos presión sobre ello es un proceso fácil. 

Es como tener un puzzle muy complicado de resolver y te dicen: "tienes diez minutos para solucionarlo y si no lo haces te matamos”; la agitación que eso va a producir no te va a ayudar a alcanzar la solución. Si te dan el mismo puzzle y te dicen: "llévatelo de vacaciones e intenta hacer lo que puedas”; en este caso lo resuelves fácilmente, siempre y cuando disfrutes haciendo puzzles.

Así que en este puzzle de la cuestión de lo que somos, de la investigación de lo que somos, no pongas presión sobre ti mismo. No hay ninguna emergencia.

I: Así que sería más fácil si no lo viéramos como una forma de salir del sufrimiento, como un escape o solución al sufrimiento.

FL: Si simplemente tuvieras interés en ello, sí. 

Pero si no hay tal interés en ese caso la segunda opción preferible sería verlo como una salida al sufrimiento y, en algún momento, te cambias de la segunda opción a la primera que es el puro interés impersonal, que es como el de un matemático que intenta resolver un teorema desconocido; simplemente por puro interés, por puro disfrute.

(Pasaje extraído del Encuentro de 2007. Disponible en "Descargas")

La vida debería ser una celebración




Francis Lucille: Este no es un camino de desapego a los objetos, de privarse a uno mismo de la vida. Al contrario, la vida debería ser una celebración. Antes de que podamos celebrarla verdaderamente, necesitamos descubrir qué es la vida. Cuando descubrimos lo que es realmente la vida, se produce un desapego natural. 

Este desapego no conlleva esfuerzo, porque nuestro descubrimiento nos da una felicidad tan absoluta, nos cura tan radicalmente del miedo, nos da tal facilidad de ser y libertad que, en comparación, los objetos de deseo usuales parecen palidecer. 

Dicho de otra forma, no nos desapegamos a nosotros mismos de los objetos mediante prácticas o disciplinas; sino que ellos se desapegan de nosotros como resultado de la comprensión y la alegría sin causa. 

Los objetos siguen estando todos disponibles pero la diferencia es que ya no los utilizamos para obtener felicidad. Los usamos para celebrar la felicidad. En este camino no perdemos nada. 

Todavía podemos hacer aquello que previamente queríamos hacer, pero lo hacemos en libertad, porque entendemos todo lo que hacemos como una celebración de nuestra libertad, no como un medio de satisfacción. Cuando tenemos esta comprensión y actitud hacia la vida, el universo coopera con nosotros. Se convierte en nuestro cómplice. 

La forma más elevada de la felicidad (sub. español)




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Francis explica que la forma más elevada de la felicidad es la experiencia de la consciencia, la experiencia de ser conscientes sin sobreimponer a esta experiencia la existencia de una entidad limitada que se apropie de ella.

Disfrute con apego



Interlocutor: ¿Cuál es la diferencia entre estar apegado a un objeto y disfrutar de él?

Francis Lucille: La diferencia estriba en que si tú piensas que el objeto está separado de ti, o del resto de la realidad, no puedes disfrutarlo realmente, porque este disfrute está contaminado por el sufrimiento.

Por ejemplo, si estás enamorada de alguien, pero lo ves como a un objeto separado del resto de la realidad, entonces puede suceder que algún día él desaparezca, puede morir, puede dejar de amarte, y todo esto ya es suficiente para estropear tu disfrute.

De manera que nunca puedes lograr un verdadero goce por medio de un objeto, porque el objeto es impermanente. Podríamos llamar a esto “disfrute con apego”, porque creemos que el objeto es el origen de la felicidad que obtenemos por medio de él. 

Como consecuencia, quedamos apegado al objeto, porque lo vemos como el origen de esa felicidad. Y además, con este apego surge el miedo de que el objeto pueda desaparecer, o podamos perderlo. Esto es “disfrute con apego”, lo que significa que no hay verdadero disfrute.

Mientras que si comprendo que en realidad no hay objetos. Que el objeto que aparentemente me aporta placer o felicidad es, de hecho, simplemente una expresión de esta presencia que está en todas partes, incluyéndome a mí. Que esta presencia es, ahora mismo, yo; lo que soy yo al nivel más profundo. Que es siempre la misma y al mismo tiempo es siempre nueva. Entonces, ya no permanezco apegado por más tiempo a la manifestación como tal objeto, sino que me aferro a la presencia que es el origen del objeto y que nunca me abandonará. 

De este modo, la felicidad que tengo no se puede malograr, porque no hay miedo en ella; y aunque el objeto desaparezca no lo lamentaré, porque lo que realmente amo es esa presencia eterna que, instante tras instante, va a darme lo que verdaderamente necesito para ser completamente feliz, estar contento, pleno, satisfecho. Ésta es la diferencia.


(Pasaje del libro "Flores del Silencio).

Compasión y sufrimiento





Interlocutor: Leí el libro de alguien que había conocido el despertar y afirmaba que había dejado a su mujer y que había experimentado sufrimiento, un sentimiento de tristeza. ¿Podríamos decir que hay un sufrimiento impersonal en el sentido de que alguien ha causado sufrimiento a otro? Es algo que va más allá de la indignación. Así que ahí habría una especie de apego en la libertad. 

Francis Lucille: No conozco a esa persona y no puedo hacer ningún comentario sobre ese caso particular. 

Puede haber compasión pero no sufrimiento. Compasión quiere decir que sentimos el sufrimiento del otro, que experimentamos su sufrimiento en nuestro cuerpo pero, al mismo tiempo, estamos libres de ese sufrimiento porque está constituido de sensaciones pasajeras que nos atraviesan.

Si la decisión que se tomó en ese caso, provenía de la sabiduría y era impersonal, quiere decir que, aquél que la tomó, sabe que era la mejor cosa que se podía hacer. Entonces no hay remordimiento alguno y no hay sufrimiento. 

Habría sufrimiento si se permaneciera en la relación, porque permanecer en la relación habría sido pecar contra el amor, la verdad y la belleza. Ya la decisión de acabar con la relación era justa y apropiada y, al mismo tiempo, ética y estética. No puede haber sufrimiento cuando se sabe que la acción era justa. 

Es la misma situación de un cirujano que ve que su paciente experimenta dolor cuando le acaba de operar de un tumor y al que ha salvado la vida. El cirujano no sufre porque  sabe que ha hecho lo que debía; puede haber compasión por el dolor de su paciente y prescribirle analgésicos pero, en lo que respecta a su decisión, no hay sufrimiento alguno.

(Extraído del Encuentro de Enero del 2014. Disponible en “Descargas”)

Ir más allá de la ausencia de objetos




Pregunta: ¿Cuál es nuestra verdadera naturaleza?

Francis Lucille: No es un objeto. No es algo que pueda ser percibido por los cinco sentidos o que pueda ser concebido a través de la mente. Nuestra naturaleza falsa es siempre algún tipo de objeto. El cuerpo, por ejemplo, es un objeto. Es una colección de percepciones, sensaciones y conceptos de lo que nuestro cuerpo es. La mente es un objeto también. Sin embargo, nuestra verdadera naturaleza no es un objeto. 

Es muy difícil hablar sobre ello porque las palabras y la estructura del lenguaje están diseñadas para referirse a objetos. No tenemos palabras para hablar de algo que es no-objetivo. Tenemos que usar metáforas o negaciones a tal efecto. Así que decimos que no somos nuestro cuerpo, no somos nuestra mente. Y aún así, somos. Nuestra existencia es algo de lo que estamos absolutamente ciertos. Todo lo demás podría ser un espejismo, una ilusión, un sueño. Incluso si este fuera el caso, aún no tendríamos dudas de que existimos.

Nuestra verdadera naturaleza es elusiva. No podemos verla, tocarla, concebirla o alcanzarla. Por otro lado, es lo único de cuya existencia podemos estar seguros. Pensar sobre ello de esta forma, decir lo que no es, inconscientemente nos orienta hacia nuestro origen atemporal. Nos situamos a su alcance. Eso es todo lo que podemos hacer, estar abiertos a ello. No podemos hacer que se revele. Se revela a sí misma a su propia discreción como la verdad, belleza, amor e inmortalidad. 

Pregunta: ¿Quieres decir que no se revela en algunas situaciones, como las no bellas? ¿Por qué no se revela todo el tiempo?

Francis Lucille: Puede que se revele todo el tiempo y estemos mirando para otro lado. Muy a menudo el mejor lugar para ocultar un objeto es ponerlo a plena vista. Nuestro verdadero yo, tan cercano y tan luminoso que no se puede ver con los ojos, tiene su escondite en la inmediatez del ahora.

Nos gustaría verlo todo el tiempo, como un objeto delante de nosotros, pero es imposible, porque los objetos vienen y van, nacen y mueren. Su belleza yace en no ser un objeto. Si fuera un objeto podríamos perderlo y lo perderíamos. Ya que es lo que somos, no podemos perderlo. Lo que nos impide verlo, serlo conscientemente, es nuestro deseo de verlo como un objeto. Esta actitud es lo que podemos llamar “mirar en la dirección equivocada”. 

La inconsciencia es un unicornio (sub. español)



La inconsciencia es un unicornio. Vídeo con subtítulos en español

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Francis explica la aparente paradoja que se da entre las parejas de opuestos. La razón de ello reside en que las parejas de opuestos pertenecen únicamente al nivel de la dualidad, al nivel de la ilusión.

La sabiduría no tiene opuesto.
La verdad no tiene opuesto.
La realidad no tiene opuesto.

Viendo el ver viendo




- Meditación guiada -


Francis Lucille: No te separes de tu experiencia.

Acógela en su totalidad: las sensaciones de tu cuerpo, el sonido de mi voz y los pájaros, tus pensamientos. Todo ello está a una distancia cero de ti. Todo está en ti.

Aunque creas que hay alguien separado de todo ello que se sitúa como el observador o el que percibe, este mismo pensamiento es algo más que aparece de lo que tampoco estás separado.

Reconoce como un hecho la inmediatez de todo lo que aparece. La separación viene después del hecho como una interpretación del mismo. La separación solo puede existir entre dos objetos percibidos, por ejemplo, una mesa y una silla. Pero, ¿cómo podemos hablar de separación entre algo que percibimos y algo que no percibimos? ¿Entre algo que es percibido y lo que percibe? Para ver, para establecer dicha separación, deberíamos poder percibir al que percibe, para verlo separado de lo percibido. Y eso es imposible.

Pregúntate a ti mismo: “en mi experiencia, ¿estoy separado de lo que percibo?” Tu experiencia es el único punto de referencia para decidir la respuesta a esta pregunta. No estamos hablando de filosofía sino de percepción, de cómo percibimos el cuerpo y el mundo, nuestra propia vida. Puede parecer teórico pero no lo es. Es totalmente práctico. 

Ser práctico exige que eliminemos todo lo que no tenga un propósito, un sentido, y que constituya un derroche de energía. Cualquier actividad, pensamiento o sentimiento basados en la ilusión de la separación son cargas innecesarias de este tipo. Y eso es especialmente verdad en el caso de la forma en la que percibimos el cuerpo y el mundo.

Podemos percibir el cuerpo y el mundo libres de ninguna interferencia psicológica, libres de la superposición de un “mí”, de miedo y deseo, de lo que nos gusta y lo que nos disgusta. Limítate a los hechos, los hechos del mundo, del cuerpo, de la mente, tal como surgen.

¿Se puede escoger vivir en la consciencia?




Interlocutor ¿Se puede escoger vivir en la consciencia?

Francis Lucille: De hecho no tenemos la elección de vivir en tanto que consciencia puesto que si vivimos lo es en tanto que consciencia. Consciencia es aquello que vive en nosotros, así que no tenemos la elección de no ser consciencia; en este sentido estamos obligados a ser consciencia, no podemos ser otra cosa más que consciencia.

Pero, por el contrario, la elección que sí tenemos es creer que somos otra cosa distinta de la consciencia; ésta es la elección que tenemos. De la misma manera que tenemos la elección de creer que somos otra cosa distinta de la consciencia, tenemos también la elección de no creer esto. 

Creer que somos otra cosa distinta de la consciencia es como creer en Papá Noel, porque incluso un niño pequeño tiene la elección de no creer en Papá Noel. No es cierto que no tenga elección puesto que jamás lo ha visto, el niño cree a sus padres que le han dicho: “Sí, sí, yo lo he visto, ha bajado por la chimenea y te trajo los juguetes, estuvo aquí esta mañana pero no quisimos despertarte…” Y después de unos cuantos años con esta historia de “no te quisimos despertar” uno empieza a preguntarse. Incluso para un niño no hay presión, ni pruebas, ni evidencias para creer en Papá Noel

Interiormente somos libres para creer o no creer. Por supuesto podemos estar equivocados, por ejemplo, los padres pueden llevarnos al Corte Inglés y ahí hay un señor con barriga, barba blanca, vestido de rojo, nos sientan en sus rodillas y nos sacan una foto. Esto también después de un cierto tiempo… llega un año en que el señor huele mal, huele a vino o a tabaco y le preguntamos a mamá: “¿Fuma Papa Noel?”… “No”… Y ése es el principio del fin.

Culpabilidad y responsabilidad




Interlocutor: Hay dos cosas que no sé muy bien cómo preguntar. La primera es si la responsabilidad es personal y la segunda es... ¿cuál es el principal beneficio para el ego de mantenerse en el sufrimiento?

Francis Lucille: Estas dos preguntas se refieren a una pregunta más profunda, más central. Y la pregunta central es: “¿la consciencia es personal o universal? ¿es limitada y dependiente del cuerpo y atribuida a cada persona humana o es universal y compartida por todos?” Esta es la pregunta central, las otras son preguntas de vacilación; preguntas que dicen que sería molesto que la consciencia no fuera personal, porque entonces perderíamos la noción de responsabilidad y sería un caos.

Es decir, nos planteamos preguntas sobre las consecuencias que implica un tal descubrimiento, pero no es racional proceder de esta manera.

Imagínate un físico que hace un experimento; por ejemplo: si un defecto de masa puede provocar una explosión de energía. Se plantea la pregunta y se dice que si hacemos  esto obtendremos una bomba atómica. Y podría no ser verdadero que un defecto de masa genere esto, que la masa sea equivalente a la energía no tiene nada que ver. Porque la bomba atómica no es algo bueno, esto no implica que haya una equivalencia entre masa y energía. Las consecuencias desagradables de un experimento no pueden negar el hecho experimentado, si no estamos haciendo como el avestruz que mete la cabeza en la arena.

Veamos primero si la consciencia es o no personal y luego ya veremos las consecuencias. La verdadera pregunta es ésta. Si yo creo que es personal, es decir, si pienso que hay culpa personal, no responsabilidad; en ese momento esto puede evitarme el cuestionarme muchas cosas si estoy atado a mis pensamientos, a mi sistema de pensamiento.

Veamos ahora la culpabilidad; y hay que distinguir entre culpabilidad y responsabilidad.

La culpabilidad generalmente se refiere a acciones pasadas o a acciones futuras: “me siento culpable porque hice esto o me siento culpable porque tengo ganas de hacer esto”.

La culpabilidad está unida a la noción de ser el autor personal de las acciones y por tanto a la creencia de que yo soy responsable de mis pensamientos y decisiones. Pero a partir del momento en el que veo que los pensamientos me llegan como el tiempo que hace, ya no soy responsable de mis actos pasados, como tampoco soy responsable de un tsunami.

Esta comprensión elimina la culpabilidad y eso es bueno porque me hace más feliz. La culpabilidad se elimina, no solamente en mí, sino también en los otros. Si yo no me siento culpable, tampoco veo a los demás como culpables de sus acciones pasadas, así que la desaparición de la culpabilidad, a nivel social, es un fenómeno positivo.

La recaída en la ignorancia




Interlocutor: En el estado de vigilia uno se da cuenta de que se ha embarcado en los pensamientos durante un tiempo, en cambio durante el estado de sueño con sueños, me doy cuenta de que estoy completamente inmersa en la historia, desde el principio hasta el final de la historia no estoy allí, estoy completamente metida en la historia…

Francis Lucille: ¿Cómo podrías ser consciente de ser capturada por la historia de la tele si no fueses consciente de estar mirando la tele y sentada en tu sofá?

I: Cuando se trata de la televisión o de la vida me doy cuenta porque hay idas y vueltas. Quiero decir que estoy completamente inmersa en la historia, en la película y, de repente, me doy cuenta que estoy mirando la película, después vuelvo a ser capturada por la historia, y luego vuelvo a dar cuenta. Pero durante la noche es distinto solo me doy cuenta después, de hecho yo no estaba allí; bueno sí, me tengo que dar cuenta porque…

FL: Es lo mismo, te das cuenta de que estabas soñando en el momento en que despiertas del sueño, y en la vida de todos los días te ves en tanto que consciencia en el momento en que te despiertas del sueño despierto. 

La diferencia entre un ignorante y un amante de la verdad es que cuando el ignorante se despierta del sueño nocturno se despierta en el estado de vigilia, y el amante de la verdad cuando se despierta del sueño nocturno o diurno se despierta en principio en la consciencia, y después puede otra vez sumergirse en el sueño nocturno o diurno. 

Aunque el sueño, sea nocturno o diurno, recomience otra vez después del despertar en la consciencia no va a haber enseguida identificación porque uno puede permanecer consciente de ser consciente en presencia de objetos nocturnos o diurnos. La recaída en la ignorancia, en cierto modo, requiere un acto voluntario de re-identificación con un yo personal.

Un sabio de la tradición Shivaita de Cachemira formulaba esto diciendo: “en el instante uno se libera, en el instante uno se ata”.

I: Sí, pero es una tendencia que uno tiende a hacerlo voluntariamente.

FL: Es importante comprender que cuando surgen los pensamientos o las percepciones sensoriales, sean nocturnos o diurnos, ello no equivale a una vuelta a la ignorancia. La recaída en la ignorancia se produce por la vuelta a la creencia a nivel mental en un yo separado, o a nivel corporal por la sensación o el sentimiento de estar separado.

¿Cuál es la diferencia entre emoción y sentimiento?




Interlocutor: ¿Cuál es la diferencia entre emoción y sentimiento?

Francis Lucille: Para mí la palabra emoción sugiere un movimiento. Si alguien me dice “eres tonto” siento la ira que surge, es una emoción negativa. Mientras que, por ejemplo, si escucho una bella música y tengo lágrimas es una emoción positiva. En el vocabulario que utilizo ése es el lugar que reservo a la palabra emoción. 

El término sensación corporal es fácil, quiere decir que siento un dolor o hay un contacto en el cuerpo; es fácil. 

Y el feeling correspondería a algo que es más vago, más difuso y que no pertenece al dominio del pensamiento. Y, por supuesto, de la misma manera que hay emociones positivas y negativas, podríamos distinguir también feelings que son positivos o negativos, pero aquí nos interesamos sólo en los negativos. 

En ese sentido, al nivel de la sensación, el feeling sería algo que nos dice que hay algo que falta, hay una carencia, una especie de tensión, un sentimiento de peso, que algo nos pesa, el sentimiento de que no somos felices. Pero toma distintas formas porque es corporal, está asociado a las sensaciones. 

Si lo prefieres, todo feeling tiene una sensación corporal asociada o una red de sensaciones pero, por el contrario, toda sensación no es un feeling. Si tengo hambre, que es una sensación corporal, y me pongo a comer, se va. No hay contenido psicológico que esté asociado a la sensación. 

La diferencia entre lo que llamo emoción y feeling en el sentido negativo sería que la emoción negativa, en general, comienza por un pensamiento. Cuando alguien, por ejemplo, me dice “eres idiota”; entonces surge el pensamiento “¿cómo se atreve a decirme eso?, ¿se ha mirado a sí mismo?” Y a continuación de ese pensamiento surge la explosión, la secreción de adrenalina, y estoy listo para atacar. 

La consciencia nunca es un pensamiento




Interlocutor: ¿Puede un pensamiento hacerse pasar por la consciencia?

Francis Lucille: La consciencia nunca es un pensamiento. El pensamiento mismo de la consciencia no es un problema. No es ignorancia pensar sobre la consciencia; al contrario, pensar sobre la consciencia es a menudo un pensamiento que conduce hacia la liberación. 

Lo que es ignorancia es creer que la consciencia es limitada y, a menudo, en la mayoría de los casos, creer que está limitada a una entidad cuerpo-mente. Eso es todo y eso es muy diferente.

No tengo que creer que hay consciencia; sé que hay consciencia. En este momento estas palabras son escuchadas, aparecen en la consciencia; sea lo que sea lo que las escucha, eso es la consciencia. Ser escuchadas es su “conscienciación”.

Por lo tanto, la ignorancia es solo el momento en el que creo que la consciencia es algo limitado. Con algo limitado en el tiempo quiero decir que creo que nació en un momento dado y acabará en otro momento en el tiempo; o creo que está limitada en el espacio, que está localizada en la cabeza o en el cuerpo. Estas son las creencias de las que está hecha la ignorancia, que tomamos como naturales y que hemos heredado de nuestra cultura y de nuestro entorno.

Es muy simple. La vía que nos saca de este problema es investigar si esas creencias son ciertas; ¿qué evidencia tenemos de que esta consciencia que sabemos que somos es limitada o separada? Es una re-evaluación de nuestra creencia de ser una persona. 

Entrevista a Francis Lucille




Entrevista con Francis Lucille
Por Jan Kersschot - Epe (Holanda), 22 de julio de 2000


Jan Kersschot: Cada libro que he leído, cada maestro que he conocido, me ha dado una comprensión o un vislumbre que he querido compartir con los lectores de mi libro. He estado juntándolo todo —como si inventara un nuevo cóctel— y así es como ha salido el libro. Pero no expone mis comprensiones o cualidades personales. El libro está dirigido al lector, tiene que ver con "todos nosotros".

También he tomado citas de tu libro Eternity Now, y esta entrevista tiene como objetivo ilustrar tu aproximación a este tema. ¿Cómo describirías el mensaje de las conferencias de Francis Lucille? ¿De qué tratan?

Francis Lucille: Yo diría que "no sé", porque el mensaje surge cuando hay una pregunta.

JK: Y consecuentemente, el "mensaje" es diferente para cada persona que se te acerca. No estás ofreciendo una nueva filosofía al mundo, simplemente respondes a las personas que vienen a verte. ¿Es correcto?

FL: Sí, exactamente.

JK: Y supongo que, para ti, no hay implicación personal, que no hay nada que quieras "vender". No quieres cambiar a la gente.

FL: Absolutamente cierto.

JK: Como un espejo que refleja... Ello sale de tu boca y tú no puedes pararlo.

FL: Exactamente. Cuando alguien plantea una pregunta, la escucho en silencio, y entonces la respuesta simplemente viene. Sin ningún esfuerzo. A veces digo: "Soy como un pájaro cantando en el árbol". Al pájaro no le importa que se le escuche o no. El pájaro no espera gustar a quienes le escuchan, simplemente canta por su propio placer.

JK: Ya veo.

FL: Pero la diferencia es que mi canción es "silencio" y yo sólo "respondo" cuando hay una pregunta.

JK: Creo que el "silencio" siempre es la mejor manera de "hablar" de Esto, porque las palabras y conceptos nunca pueden tocar "Esto". Sólo sirven para apuntar.

FL: Exactamente.

JK: Es fascinante, ¿cierto? Y también hay muchas paradojas; paradojas aparentes. La gente Lo busca, sólo para acabar descubriendo que no hay nada que descubrir. ¿Ves?, eso puede ser un descubrimiento, que no hay nada que descubrir. Que todo ya está disponible ahora mismo. Por otra parte, algunos maestros [por ejemplo, Jean Klein] proponen técnicas de meditación, ejercicios de yoga o lo que sea.

FL: Cuando dices: "Lo buscamos, sólo para descubrir que no hay nada que descubrir", tienes razón y estás equivocado al mismo tiempo. Tienes razón en el sentido de que no hay nada "objetivo" que encontrar. Pero eso no significa que no haya nada que descubrir. Hay algo que está al final de la búsqueda, que mi maestro Jean Klein llamaría "el perfume" o "la dulzura". Los hindúes lo llaman "Ananda", la paz que emana de nuestra verdadera naturaleza. En la tradición hindú, nuestra naturaleza tiene tres componentes: Sat, Chit, Ananda. Sat es Ser, o Realidad, y Chit es Conciencia; estos dos componentes están siempre presentes, independientemente de si eres ignorante o sabio. La Conciencia siempre está presente, la Realidad siempre está presente. Sin embargo, el tercer componente Ananda, no está siempre presente. Ananda es el componente de la Realidad que puede estar velado por la ilusión. Por la noción "yo estoy separado". Y por las actividades nacidas de estas ilusiones. Así, desde esta perspectiva, hay algo que redescubrir: la paz inherente a nuestra propia naturaleza. Cuando la agitación de nuestro ego cesa.

¿A qué te refieres con malestar psicológico?




Interlocutor: ¿A qué te refieres con malestar psicológico?

Francis Lucille: Estar siempre preocupados o molestos por algo que, aparentemente, se nos escapa. 

No importa si te preocupas por algo siempre que no dure mucho. Y está bien preocuparse por una buena razón. Quiere decir, en ese caso, que hay cosas o hechos que requieren una respuesta o acción adecuada. Pero una vez que hemos hecho lo que había que hacer, lo que era requerido, esta falta de confort mental, psicológico, desaparece. 

Esto es muy distinto del malestar psicológico causado por la ignorancia, por la sensación de ser separado. Porque este malestar, esta incomodidad psicológica parece ser el trasfondo constante del que intentamos deshacernos de él, todo el tiempo, a través del deseo o la búsqueda de placer a nivel sensorial, psíquico. Estamos buscando siempre experiencias para escaparnos de este malestar, de esta sensación de malestar. Una especie de daño inminente y que está ahí siempre generando malestar.

Interlocutor: ¿Qué es eso? ¿Es nuestra inseguridad?

Francis Lucille: Sí, sí, también. El sentido de separación, la identificación con el cuerpo-mente. La creencia de que soy un individuo separado, un prisionero de este cuerpo. Son sistemas de creencias muy infantiles. 

¿Por qué no siento las penas y alegrías de otras personas?




Interlocutor: Has dicho que la consciencia es aquello que está oyendo estas palabras. Cuando este cuerpo-mente muere no oye estas palabras, así que parece que la consciencia es generada por este cuerpo-mente. Y si todo es una sola consciencia, ¿por qué no siento los dolores y las alegrías de otras personas? 

Francis Lucille: En este momento, por ejemplo, no estás experimentando el dolor que experimentaste cuando eras un niño pequeño, ¿implica esto que nunca lo hayas experimentado? Quiere decir que de alguna manera lo has olvidado. 

Así que de la misma forma que hay un olvido a lo largo del tiempo de la consciencia sobre eventos pasados, hay también un olvido que podemos llamar en el espacio, un olvido de mente a mente que también sería posible. 

Lo que quiero remarcar con este tipo de contraargumento es que tu argumento no es válido y por eso planteo que igual que te olvidas de lo que ocurrió en tu pasado te puedes olvidar de lo que está ocurriendo a tu lado. 

De la misma forma que la consciencia es como multidimensional, tiene una dimensión temporal que perdura a lo largo del tiempo, se extiende a lo largo del tiempo, pudiera ser que tenga una dimensión mental que se extiende a través de mentes. 

El amor es la ausencia de separación




Interlocutor: Francis, ¿podrías, por favor, hablarnos acerca del amor impersonal? Es una noción que me cuesta mucho comprender. Quizá sea un problema de definición porque me parece que cuando amo, siempre amo a alguien o a alguna cosa, quiere esto decir que siempre hay un lado personal que me parece ineludible.

Francis Lucille: Si hay alguien que ama a alguien o a algo, hay separación entre el uno y el/lo otro.

El amor es la ausencia de separación y el amor impersonal es la experiencia de la ausencia de separación, es la disolución de la separación, es la experiencia de nuestra realidad última, la cual es la sustancia de los objetos aparentemente separados.

Es un desconocimiento del amor verdadero concebirlo como algo entre dos seres separados y, justamente, el amor verdadero es el reconocimiento del Ser único. Ése es el amor impersonal que quiere decir que no hay dos personas, no hay dos objetos.

Es diferente al, supuestamente, llamado amor personal que parte de la ignorancia. Que parte de la creencia que somos una persona separada, un ser humano, un hombre, o una mujer, y que cree que nuestra felicidad última depende de otro objeto, de otra persona o de un acontecimiento.

¿Existe la causalidad entre acontecimientos?




Interlocutor: ¿Hay realmente causa y efecto o es una visión de la mente humana?

Francis Lucille: No hay realmente causa y efecto,  la apariencia de  causa y  efecto es una creación de la mente cósmica y no únicamente de una mente humana en particular.

La causalidad entre acontecimientos -es decir este acontecimiento produce este otro acontecimiento- no es una causalidad real porque no se da el caso que un acontecimiento sea único, él solo. Un acontecimiento es algo limitado, limitado a la vez en el tiempo y el espacio, porque se produce en algún lugar y en un momento determinado.

Así que está el acontecimiento A, limitado en el tiempo y el espacio, que sería la causa del acontecimiento B, limitado en el tiempo y el espacio. Esto es una manera muy simplista de ver las cosas porque jamás sucede así; de hecho, es la totalidad del espacio/tiempo que, de alguna manera, evoluciona. 

Pero, ¿qué quiere decir que el espacio/tiempo evoluciona? Realmente el espacio/tiempo no evoluciona porque el tiempo forma parte del espacio/tiempo; el espacio/tiempo es -o existe, en cierto modo- y hay una sustancia que lo crea que es la realidad.

Advaita




Advaita es un relato autobiográfico en forma de cómic donde Iván Sende nos cuenta su encuentro con la espiritualidad, cómo su interés por todo lo que implica va aumentando hasta convertirse en el centro de su atención, la búsqueda de respuestas que le expliquen las vivencias interiores que experimenta y el resultado final de esta aventura. 

En cierto sentido se podría decir que es una historia arquetípica de la búsqueda espiritual por lo que cualquier persona interesada en la verdad se sentirá reflejada en algún momento de este recorrido.

Narrado en un tono absolutamente cercano y amenizado por las ilustraciones propias del cómic huye de los relatos autocomplacientes y pomposos tan propios de este género de la biografía espiritual -hay mucho que aprender cuando la espontaneidad y humildad inspiran una obra-. Bien podrían ser las palabras que comparte un amigo cercano sobre unos hechos que, por su naturaleza, han marcado su vida para siempre.

En esta serie de acontecimientos la enseñanza de Francis Lucille forma parte de este camino, en la etapa en que Iván necesita que alguien le explique cómo conciliar el vislumbre de nuestra verdadera naturaleza con la trama de la vida cotidiana. 

Así es reflejado en el libro razón por la cual se le dedica esta entrada -además de por todo lo dicho anteriormente- y se recomienda la lectura de esta aventura interna, externa y en un marco actual tan deliciosamente compartida. 

El libro se puede adquirir, en español, en: Diábolo Ediciones

Y en inglés en: Non-Duality Press

La vida real no tiene propósito




Pregunta: ¿Tiene la vida un propósito?

Francis Lucille: La vida real no tiene un propósito. La vida real es puro gozo, pura libertad. Ahora, si por vida te refieres a esta existencia entre el nacimiento y la muerte, se podría decir que su propósito es conocer la Verdad.

Pregunta: Alguna gente siente que el propósito de esta existencia es contribuir a un bien superior, ayudar a otras personas, hacer lo mejor que se pueda en sus circunstancias y ayudar a su familia. Cuando dices que la única meta es conocer la Verdad, ¿cómo les explicarías que esta meta es más importante que aquellas por las que trabajan?

Francis Lucille: En primer lugar, no hay incompatibilidad entre conocer la Verdad y ser un buen marido o mujer, un buen padre o madre, un buen ciudadano. Al contrario, sólo en la ausencia de la creencia de que somos una entidad separada, una persona, podemos estar abiertos al amor real, a la belleza real y a vivir una vida feliz, creativa y armoniosa.

Pregunta: Si alguien quiere buscar la Verdad a la vez que cuida de una familia, se gana la vida y hace frente a su propia infelicidad, ¿cómo lo hace?

Francis Lucille: Con inteligencia. La comprensión no requiere ningún cambio en nuestra forma de vida. Empezamos con lo que tenemos a nuestra disposición, con la investigación sobre quiénes somos, sobre nuestras percepciones, sentimientos y pensamientos. Esta investigación hacia nuestra propia realidad no es meramente conceptual, sino que incluye todos los aspectos de nuestra vida.

Pregunta: ¿Puede esta búsqueda llevarse a cabo en medio de una vida agitada?

Ser consciente de ser consciente




Pregunta: ¿Sobre aquello que percibe no podemos decir nada?

Francis Lucille: Es un poco especial en cuanto que la respuesta a eso de que no podemos definirlo sería “sí” y “no”. En cierto sentido sí podemos decir algo puesto que estamos hablando acerca de ello y puesto que somos consientes de ser conscientes. Si no fuésemos conscientes de ser conscientes, en ese caso, ni siquiera las palabras “consciencia” o “consciente” estarían en el vocabulario. 

Hay diferencia entre ser consciente de un objeto y ser consciente de ser consciente, por ejemplo, imaginemos que esté teniendo un sueño despierto y sueño con un elefante blanco y, de repente, soy consciente de que estaba soñando despierto con un elefante blanco. Esto corresponde a lo que serían dos experiencias distintas que se suceden; la primera, ser consciente de un elefante blanco, y la segunda tomar conciencia de ser consciente de un elefante blanco. 

Ser consciente de un elefante blanco es una experiencia mental pero ser consciente de ser consciente es una experiencia distinta. Esa experiencia puede formularse después por el pensamiento “tomé consciencia de ser consciente”, y esta formulación, este pensamiento posterior, sería a su vez mental; pero, entre los dos pensamientos, ha ocurrido algo que era instantáneo y que no era de orden mental, y entre ese intersticio, ese espacio entre los pensamientos se produce el acceso a la consciencia.

No somos una entidad separada




Pregunta: ¿Qué puede hacer el yo separado aparte de comprender?

FL: La respuesta es muy simple: nada. El yo separado ni siquiera puede comprender por la sencilla razón de que el yo separado no existe. 

Es como preguntar... ¿qué puede hacer un unicornio? o ¿qué puede hacer el hijo de una mujer estéril? Este último es un ejemplo utilizado muchas veces en la India.

I: Pero la ignorancia existe…

FL: La ignorancia existe, pero no es lo mismo que el yo separado. La ignorancia es la creencia en un yo separado; no es lo mismo. 

La creencia de que Papá Noel existe no prueba la existencia de Papá Noel. La creencia de ser un yo separado existe, pero el yo separado no existe; únicamente existe como esa misma creencia.

Todo lo que hacemos, ya sea bajo la influencia de la ignorancia o en ausencia de ignorancia o con el fin de liberarnos de la ignorancia, no es una entidad separada la que lo hace; todo esto es la acción universal, es el principio de la acción universal.